En un mundo cada vez más interconectado, proteger nuestros datos personales pasó de ser una recomendación a una necesidad urgente. No se trata de vivir con miedo, sino de asumir que, así como cerramos con llave la puerta de casa, también hay que blindar nuestra información digital, adoptando prácticas esenciales que nos permitan mantener la seguridad en línea. En esta nota, el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (MITIC), a través del Centro de Respuestas ante Incidentes Cibernéticos de Paraguay, te explica cómo crear una contraseña robusta, considerada la primera línea de defensa ante ciberataques.

El aumento de la conectividad y la dependencia de las plataformas digitales crearon un terreno fértil para actividades ilícitas como fraudes en línea, robo de identidad a través de la suplantación de perfiles o el acceso no autorizado a cuentas. Estas son solo algunas de las consecuencias que pueden derivarse de la falta de protección en internet, generando estrés, daños en la reputación del usuario e incluso repercusiones económicas.
En un contexto donde las ciberamenazas evolucionan en sofisticación y volumen, los ciudadanos y las instituciones, tanto públicas como privadas, se enfrentan al desafío de salvaguardar su información y sus activos digitales.
Tomar los recaudos necesarios es fundamental, al considerar que los ciberdelincuentes aprovechan vulnerabilidades en sistemas y la falta de cultura digital para acceder ilegalmente a nuestra información.
Pero, ¿cómo fortalecemos nuestra seguridad en línea? Un buen comienzo es analizar si las contraseñas que utilizamos son robustas, ya que una clave débil puede ser la puerta de acceso a datos sensibles. A pesar de las advertencias, muchos usuarios aún utilizan combinaciones fácilmente adivinables como “123456”, “miapellido2025”, fecha de nacimiento, nombre de hijos o informaciones que de forma ingenua publicamos en la red.
Una contraseña robusta debe combinar letras mayúsculas y minúsculas, números y símbolos (como !, $, %, _) y contener más de 16 caracteres. Por ejemplo, en lugar de “JuanaLopez2025”, una opción más segura sería “J#aN@+x%l0p3&%25!”, ya que se vuelve más difícil descifrar. Es recomendable no repetir contraseñas en diferentes servicios y cambiarlas con regularidad.
Otra opción es crear una frase memorable compuesta por 4 a 7 palabras sin relación entre sí. Por ejemplo, “GatoPiletaBananaVerdeAtlantico”.
Además de la complejidad de la clave, existen otras prácticas esenciales para maximizar nuestra protección. La primera regla es no repetir contraseñas, ya que si un atacante logra descifrar una de ellas, automáticamente tendrá acceso a todas las cuentas que compartan esa clave. Es preferible usar contraseñas únicas para cada plataforma.
El cambio regular de claves también cobra relevancia y es recomendable hacerlo con cierta frecuencia.
Para más consejos sobre cómo cuidarte en línea invitamos a seguir al CERT en redes sociales X e Instagram, además ante incidentes se encuentra habilitado el correo abuse@cert.gov.py.